Infancia en Navidad

«El patio de la granja en invierno». Obra de George H. Durrie (1820-1863).






INFANCIA EN NAVIDAD


Patrick Kavanagh

(1904-1967)



Un costado de los montículos de patatas estaba blanco por la escarcha:

¡Qué maravilloso era aquello!, ¡qué maravilloso!

Y cuando pegábamos la oreja al poste de la cerca

La música que salía era mágica.


La luz entre los almiares de heno y paja

Era un agujero en el hastial del Cielo. Un manzano

Con su fruta reluciente de diciembre vimos:

¡Oh, tú, Eva!, eras el mundo que me tentaba


A comer el conocimiento que crecía en la arcilla

Y la muerte, el germen que había en ella! De vez en cuando

Puedo recordar algo del alegre jardín

Que fue la infancia. De nuevo.


Las huellas del ganado hacia un abrevadero,

Una piedra verde tumbada de lado en una zanja

O cualquier cosa corriente, el rostro transfigurado

De una belleza que el mundo no tocó.


Mi padre tocaba el melodeón

Fuera, junto a nuestra puerta;

Había estrellas en el este del alba

Y bailaban al son de su música.


A través de los humedales salvajes su melodeón llamaba

A los Lennon y a los Callan.

Mientras me ponía los pantalones a toda prisa

Supe que algo extraño había ocurrido.


Afuera, en el establo, mi madre

Hacía la música del ordeño;

La luz de su candil era una estrella

Y la escarcha de Belén la hacía titilar.


Una gallineta chilló en el humedal,

Pies camino de misa

Hacían crujir el hielo, fino como una oblea, sobre los charcos.

Alguien giraba con nostalgia la rueda del fuelle.


Mi niño poeta descifraba las letras

Sobre la piedra gris,

En plata, la maravilla de una aldea en Navidad,

El brillo centelleante de un amanecer helado.


Casiopea pendía

Sobre la colina que domina Cassidy,

Miré, y tres arbustos de tojo cabalgaban a través

Del horizonte: los Tres Reyes Magos.


Y un anciano que pasaba dijo:

«¡Hay que ver cómo lo hace hablar... 

Al melodeón!». Me escondí en el zaguán

Y me ajusté el cinturón de mi abrigo tableado.


Hice seis muescas en la jamba de la puerta

Con la hoja grande de mi navaja

—Había una pequeña para cortar tabaco—.

Y yo tenía seis Navidades de edad.


Mi padre tocaba el melodeón,

Mi madre ordeñaba las vacas,

Y yo tenía una oración como una rosa blanca prendida

En la blusa de la Virgen María.

 


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