«Padre e hijo trabajando en la carpintería». Obra de Carl Larsson (). |
SER ÚTIL
Marge Piercy
(1936-)
La gente que más quiero
Se lanza de cabeza al trabajo
Sin perder tiempo
Y nada con brazadas seguras hasta casi perderse de vista.
Parecen convertirse en nativos de ese elemento,
Como negras y elegantes cabezas de focas
Flotando cual esferas medio sumergidas.
Me encanta la gente que se enjaezan a sí mismos, como un buey a un carro pesado,
Que tiran como búfalos de agua, con enorme paciencia,
Que se esfuerzan en el barro y la suciedad para hacer avanzar las cosas,
Que hacen lo que hay que hacer, una y otra vez.
Quiero estar con gente que se sumerge
En la tarea, que van al campo a cosechar,
Que trabajan en hilera y se pasan sacas,
Que no son generales de salón y desertores del campo,
Sino que se mueven al unísono
Cuando hay que transportar la comida o apagar el fuego.
El trabajo del mundo es común como el barro.
Si se hace mal, mancha las manos, y se convierte en polvo.
Pero lo que vale la pena hacer bien hecho
Tiene una forma que, con clara evidencia, satisface.
Ánforas griegas para vino o aceite,
O jarrones Hopi que contenían maíz, se exponen en los museos,
Pero al verlos se sabe que fueron hechos para ser usados.
El cántaro clama por agua que portar
y una persona por un trabajo que sea real.
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