Cualquier mujer

El afecto materno. Obra de Hugues Merle (1823-1881).

CUALQUIER MUJER

 por Katharine Tynan (1861-1931)

Soy los pilares de la casa;

La clave de bóveda del arco soy.

Llévame lejos, y techo y pared

Caerían para mi desgracia por completo.

Soy el fuego del hogar,

Soy la luz del buen sol,

Soy el calor que templa la tierra,

Una tierra más fría que una losa.

Los niños se calientan en mis manos;

Soy su luz de amor viva.

Sin mí, la piedra del hogar permanece helada,

Y no crecerían los preciosos niños.

Soy el giro que mantiene unidos a

Los niños en su anillo sagrado,

Su nudo de amor, cuya estrecha atadura hace

Que ningún pequeño deambule perdido.

Soy la casa de piso a techo,

Cubro las paredes, preparo la mesa;

Hago girar las cortinas, la urdimbre y la trama,

Y sacudo la cama para que sea su lecho.

Soy su muro contra todo peligro,

Su puerta contra el viento y la nieve,

Tú, a quien una mujer acostó en un pesebre,

¡No me lleves hasta que los niños crezcan!